Objeción de Conciencia en Eritrea

El país en su contexto

Eritrea, situado en el cuerno de África, consiguió su independencia de facto el 24 de Mayo de 1991, tras 30 años de un amargo, sangriento y costoso enfrentamiento armado contra el dominio de su vecino, Etiopía. Eritrea declaró su independencia formalmente el 24 de Mayo de 1993, tras un aplastante voto a favor en un referendum supervisado por la ONU.

Los dos grupos étnicos mayoritarios son los Tigrigna (50%) y Tigre (40%). Los Afar constituyen el 4% y el 6% restante incluye Kunama, Nara, Bielen, Rashaida, Hidarb y Saho. Las dos religiones dominantes son el Cristianismo, incluyendo Coptos, Catolícos y varias denominaciones Protestantes, y el Islam. Los idiomas oficiales son Tigrigna, Inglés y Árabe, aunque varios idiomas tribales perviven.

Los italianos colonizaron y pusieron nombre a Eritrea en 1890. Después de la derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial, sus colonias de Eritrea, Somalia y Libia quedaron bajo protectorado Británico durante 10 años. El futuro de estos tres países fue un tema candente en la ONU desde 1945 hasta 1950, que concluyó en una desacertada confederación de Eritrea y Etiopía durante un tiempo previsto para 10 años, desde 1952 hasta 1962. En 1961, Etiopía violó las condiciones de la confederación y declaró a Eritrea como su decimocuarta provincia. En ese mismo año, el Frente Eritreo de Liberación (ELF) comenzó la resistencia armada bajo el liderazgo de Hamid Idris Awate.

En 1970 se produjo la escisión de una facción del ELF, conocida como las Fuerzas Populares de Eritrea (PFE). Fue un movimiento revolucionario dirigido por la generación más joven. Después de su primer congreso en 1977, el PFE se reorganizó como Frente de Liberación Popular Eritreo (EPLF) y eclipsó al ELF. El EPLF triunfó en la consecución de la independencia de Etiopía tras una larga guerra.

El EPLF estableció inmediatamente un gobierno de transición al mando de Issayas Afewerki, líder de la lucha victoriosa por la independencia. Miembros del EPLF coparon todos los cargos de la administración y otros puestos clave. En 1994, el tercer congreso del EPLF cambió su nombre a Frente Popular por la Democracia y la Justicia (PFDJ).

A pesar de su nombre, el régimen fue antidemocrático e injusto. Aún más, era anticonstitucional. La propia Comisión Constitucional Eritrea, creada en 1994, había elaborado la constitución de 1997 con la ratificación del pueblo eritreo. El régimen lo ignoró y después de septiembre de 2001 encarceló a 11 destacados miembros del partido de la oposición que habían reclamado un cambio democrático y la aplicación de la constitución aprobada.

En la actualidad, el PFDJ es el único legislador en una terrible dictadura. A los eritreos se les niegan sus derechos humanos y civiles, cada protesta termina con arrestos arbitrarios, detención y torturas. Para los eritreos cuya visión de su nuevo país incluía paz, estabilidad y prosperidad, la escalada de guerras, corrupción y abuso de poder que siguió a la independencia fue algo increíble. 11 años después de la independencia y 13 de la libertad, Eritrea es un país donde la pobreza y la opresión son norma.

Durante los últimos tres años, el campo de entrenamiento militar de Sawa se ha convertido en la sede central del servicio nacional universal. Todos los estudiantes de secundaria, mujeres y hombres, son obligados a cursar su 12º año de estudios en una escuela dentro de Sawa. Ninguno de ellos ha continuado con la educación universitaria una vez que completan su servicio nacional. La Universidad de Asmara, la única universidad de Eritrea, sólo tiene estudiantes de tercer y cuarto curso, que comenzaron sus estudios antes de que el reclutamiento entrara en vigor.

El gobierno ha militarizado el país completamente. Reclutamiento forzoso de jóvenes, menores y adultos de menos de 50 años es algo cotidiano. Los reclutas son tratados con brutalidad y hay pruebas de abusos sexuales a mujeres. Nadie tiene derecho a cuestionar a las autoridades militares. Nadie tiene derecho a la Objeción de Conciencia.

Desde los últimos tres años y medio, los eritreos han visto denegado su derecho constitucional de libre expresión. No hay periódicos independientes, ni canales de televisión ni emisoras de radio. Los únicos medios de comunicación activos son propiedad del gobierno. Sólo internet permite a aquellos que tienen acceso a él obtener información no impregnada de propaganda gubernamental.

La política exterior ha aislado al país de las organizaciones de derechos humanos, agencias de cooperación y de la comunidad internacional en general. El dictador ha utilizado el concepto de Unidad Nacional para intimidar y desacreditar a los opositores al régimen. Las minorías religiosas están siendo perseguidas por medio de prisión y torturas.

Según la agencia de información Compass Direct, 187 cristianos eritreos han sido detenidos hasta ahora este año, incluidos grupos que se encontraban en una celebración religiosa, los asistentes a bodas, y grupos de estudio bíblico domésticos, intelectuales y profesionales. A menudo hay niños y ancianos entre los detenidos.

Según el diario The Christian Post del 24 de febrero de 2005, el gobierno eritreo, desde mayo de 2002 ha clausurado las iglesias Protestantes del país, declarado ilegales sus lugares de culto y prohibido las reuniones en domicilios. Sólo cuatro religiones son oficialmente aceptadas: la Cristiana Ortodoxa, la Católica, el Luteranismo y el Islam.

La Objeción de Conciencia es un tabú. Los OC son señalados por el régimen como cobardes y antipatrióticos. No hay posibilidad de recurso a la ley ni servicio civil sustitutorio para los OC. Las consecuencias de la Objeción de Conciencia y la deserción son graves torturas, largos períodos de encarcelamiento e incluso la muerte.

Después de los horrores de la guerra fronteriza con Etiopía de 1998 a 2000, el número de OC entre los soldados se incrementó. Actualmente hay miles que objetan al servicio militar y al ejército. Se ven forzados al exilio. Un número considerable de ellos se encuentra en Europa, Libia, Etiopía y Sudán buscando asilo político. En Alemania, refugiados eritreos fundaron la Iniciativa Antimilitarista Eritrea (EAI) que apoya a los refugiados que tienen que huír del ejército eritreo y lucha por la paz y el antimilitarismo en Eritrea.

Consecuencias de la guerra

El adverso impacto de la larga guerra por la independencia y los conflictos posteriores en la sociedad eritrea y su economía ha sido incalculable. Se ha agravado el ciclo de sequía, lo que ha afectado a toda la región y provocado que millones de personas se hayan hecho dependientes de la ayuda externa para sobrevivir. Los resultados de estos conflictos son horrendos: pérdida de vidas, empobrecimiento, desplazados, peligro de minas terrestres, saqueos, incautación de propiedades, exilio, traumas...

En la actualidad, más de un tercio de la población eritrea vive en el exilio. La guerra ha provocado la desintegración de las familias y la pérdida de la cultura y costumbres sociales tanto en el hogar como en el exilio.

ONGs internacionales y nacionales

Hay poca actividad por parte de ONGs tanto nacionales como internacionales. Lo que existe está bajo la supervisión del régimen. No hay ONGs internacionales que apoyen los derechos humanos o testifiquen sobre el reclutamiento forzado, su brutalidad y la persecución de los OC. El gobierno tampoco permite las ONGs nacionales independientes, grupos de derechos humanos, observadores internacionales o periodistas extranjeros. Las investigaciones demandadas por Amnistía Internacional y otros organismos son ignoradas. Todos los periodistas internacionales han sido oficialmente excluídos.

La Objeción de Conciencia como un camino a la Paz

El pueblo de Eritrea está en una crisis política, social y económica. Hay una necesidad urgente de crear una atmósfera democrática con un dirigente constitucionalmente elegido y un sistema político de multipartidos. Hay una necesidad urgente de liberar a todos los presos políticos y a los OC. De ahí que la AEI esté promoviendo el rechazo al servicio militar en este contexto.

Creemos que el rechazo al servicio militar, al militarismo y a la guerra es vital por éstos motivos:

  1. Las ideas y enseñanzas de la objeción de conciencia se basan en la paz, el humanismo y la ética. Creemos que son la respuesta para resistir la propaganda sobre unidad nacional y soberanía nacional, que son engañosas y provocativas.
  2. Cuanta más gente diga NO a la guerra en Eritrea y cuanta más gente diga NO a la guerra en nuestros países vecinos, la región y el mundo, más gobernantes podrán empezar a pensar en soluciones pacíficas, comenzarán a respetar la vida humana y planificarán la construcción de una sociedad justa y segura para las generaciones venideras.
  3. La Objeción de Conciencia contraresta y protege de la guerra y el militarismo. Un OC es lo opuesto a un señor de la guerra. Creemos que los OC pueden hacer frente y rechazar los objetivos del ejército

Pasos hacia una paz duradera

La AEI cree que los siguientes pasos pueden ayudar a conseguir una paz duradera basándose en los derechos humanos, civiles y políticos.

  1. Introducir y cultivar el respeto por el derecho de objeción de conciencia y ofrecer a los OC un servicio civil alternativo.
  2. Crear una cultura de pluralismo, buenas maneras, respeto y tolerancia.
  3. Elaborar el liderazgo político según los principios democráticos.
  4. Adoptar formas de lucha noviolenta.
  5. Solución de los conflictos pacíficamente a través del diálogo, la mediación y la negociación.
  6. Respeto a la legalidad internacional.

Yohannes Kidane

Yohannes Kidane es un refugiado de Eritrea y vive en Alemania, donde participa activamente en la Iniciativa Antimilitarista Eritrea.

Fuentes:

Manifiesto de los Partidos Democráticos Eritreos (EDP) y páginas de internet de Asmarion y Awate.

Traducción: Pedro J Ballesteros

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