Trasfondo socioeconómico y de clase: Entrevista a Noam Gur

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Regresar a Objeción de Conciencia: Una guía práctica para los movimientos

Además de la raza y el sexo, la clase o el estrato socioeconómica del que se proviene también es un factor importante a tener en cuenta. En esta ocasión dialogamos con otra activista y objetora de conciencia, Noam Gur, miembro de la organización feminista israelí New Profile. Gur nos habla acerca de su experiencia como objetora proveniente de un estrato socioeconómico menos privilegiado que el del promedio de los objetores israelíes.

P: ¿Podrías, brevemente, contarnos acerca de tu participación en el movimiento objetor de conciencia en Israel?

Todo comenzó cuando yo tenía dieciocho años. Me negué a enlistarme en el ejército israelí. Esa fue la primera vez que participé en el movimiento de objeción de conciencia en Israel. Antes de que eso ocurriera, me había puesto en contacto con New Profile, una organización feminista que también trabaja con objetores de conciencia. El motivo era solicitar su ayuda para salirme del ejército. Tras pasar un tiempo en prisión, me mudé a Jerusalén y comencé a tener una participación más activa. Me uní a esta organización y hace tres años que soy miembro.

P: ¿Y qué es lo que más has notado en relación con la clase y la dinámica socioeconómica dentro del movimiento?

New Profile está trabajando mucho para que la situación cambie, pero es una organización a la que le queda mucho por hacer. Ha cambiado últimamente, pero hace quince años que funciona y en su mayoría los miembros son mujeres mayores y gente que dispone del tiempo y la capacidad para ser voluntarios sin recibir nada a cambio. Sin embargo, esta situación era mucho más difícil en otras organizaciones que trabajan con objetores. En su mayoría están conformadas por hombres de entre cuarenta y cincuenta años de edad cuyo trabajo es remunerado. Así que este es un problema bastante serio que va más allá de New Profile. Y cuando trabajas con ellos ves que existen dos opciones. Una es ir, ser objetor, hablar con los medios de comunicación y ser condenado a prisión, lo cual es para un tipo muy específico de persona. Hay quienes no pueden hacerlo, y esto no solamente tiene que ver con lo que pasa dentro de las organizaciones objetoras. También comprende al sistema en su totalidad. Si bien New Profile sí que promueve este modelo de OC, la organización está también trabajando arduamente para lograr un cambio; claro que va a llevar un largo tiempo. No obstante, por ejemplo, ahora tiene muchos más puestos de trabajo. La gente entiende que no se puede ser voluntario si se carece de una buena situación económica, y este es el problema de la mayoría de los jóvenes en esta organización. Uno lee lo que le ha sucedido a otros, ve lo que ocurre en las prisiones: eso sí va a ser mucho más difícil de cambiar.

P: Entonces, ¿lo que dices es que el voluntariado como cultura de trabajo dentro del movimiento objetor es algo inalcanzable? ¿Qué puedes contarnos acerca del tema de la educación y el nivel de formación? ¿Cómo afectan a la posibilidad de interactuar con la OC?

Lo que me preguntas es interesante; en este momento estamos comenzando un nuevo proyecto. Somos un pequeño grupo que lo primero que queremos hacer es evaluar la situación de las becas universitarias y, con un poco de suerte, más adelante podremos entregarlas. A pesar de provenir de una familia de escasos recursos que no puede pagarme los estudios —mi madre es maestra y mi padre cobra el salario mínimo—, yo no tengo acceso a una beca. Cada cierto tiempo debo abandonar la universidad para poder recuperarme económicamente. Y no me sucede únicamente a mí, les pasa a muchos y por eso iniciamos este proyecto. Las ideas que tiene New Profile sobre la objeción de conciencia y el antimilitarismo son más bien tradicionales pero uno ve que hay muchos miembros que son estudiantes. Es curio-so, ¿a qué se debe esto? Porque, por otro lado, hay mucha gente que se siente frustrada, gente sin acceso a una beca. Eso va a influir en el acceso a la formación universitaria. Muchos de nosotros en la organización les decimos a aquellos a quienes aconsejamos que el negarse a enlistarse en el ejército no afecta tu vida. Pero hay algo muy notorio desde mi perspectiva como estudiante y es que son muy pocos los que se han negado y han recibido una beca. Si no has servido en el ejército ni tienes padres adinerados, entonces no puedes estudiar, así que no estoy de acuerdo con que tu vida no se vea afectada. Si no haces el servicio militar, no podrás acogerte al 90 % de las becas.

P: Dijiste que una forma de ser objetor es declararse como tal, pronunciarse públicamente, participar en entrevistas y demás. ¿Acaso el origen socioeconómico y el nivel educativo influyen en la voluntad para expresarse?

Sí. Es raro que yo lo diga porque provengo de un pueblito que queda muy lejos de Tel Aviv, soy judía sefardí. Pero me ajusto a esa descripción porque, a diferencia de la mayoría de los objetores, mis orígenes son humildes. Por otra parte, sí fui a prisión y hablé con los medios de comunicación, pero eso es algo muy poco frecuente. No sé de muchos sefardíes que sean de las afueras de Tel Aviv que hagan lo mismo. También te hace muy visible el haber ido a prisión. Yo pasé por todo eso y, ahora que lo pienso en retrospectiva, me veían como a una mujer de Tel Aviv con el privilegio de poder hacer lo que hice. Eso no era cierto, pero entiendo por qué las otras mujeres en prisión lo pensaban.

Lo que arriesgas es mucho. Si vienes de un lugar en el que ya de por sí te encuentras luchando por el pan de cada día, el hecho de no enlistarte significa perder mucho. Entiendo el motivo por el que la gente se enlista; para evitar que se le cierren tantas puertas. Rechazar el servicio militar te cierra muchas puertas. Además, también está el tema de los medios de comunicación. Es incluso peor porque es algo que queda para siempre, cualquier empleador me buscará por internet y me encontrará. Te vuelves muy visible. Si buscas a quienes se negaron en el pasado en Israel, no solo encontrarás quiénes son, sino lo que dicen. No hay nadie que admita haberlo hecho, no por su ocupación, sino porque no pueden darse el lujo de perder tres años de su vida o porque están comenzando a sustentar a una familia. Esa es la realidad que se ve en la cárcel.

Y, sin embargo, nadie sale y lo dice; eso representa una pérdida aún mayor. Es importante ver las declaraciones y entrevistas de los que rechazan el servicio militar; te darás cuenta de cuán ciegos están respecto de lo que pasa fuera de Tel Aviv. Viven en una pequeña burbuja. Muchas declaraciones plantean la negativa a servir en el ejército como "la única opción moral"; muestran a estas personas como héroes y esa opción como la que todos deben tomar. Uno escucha eso y piensa: "no todo el mundo tiene el privilegio de elegir ir a prisión por una cuestión de principios". Cuando lees estas entrevistas, no puedes pensar: "quizá haga el servicio militar obligatorio y está bien porque no tengo otra opción". Lo que trasmiten estos testimonios es que la única posibilidad que existe es la de ser un héroe. Pero no verás a muchos sefardíes que objeten; ellos no tienen esa suerte.

P: ¿Entonces la objeción de conciencia sería una cosa exclusiva de la clase media? ¿Cómo afecta esto al movimiento objetor de conciencia y a su potencial como fuerza social antimilitarista?

Ha habido levantamientos por parte de judíos etíopes con actos de violencia en el centro de Tel Aviv y personas con consignas antimilitaristas. Hubo protestas contra la violencia policial y fue bastante inesperado. No obstante, creo que eso muestra la gran cantidad de voces que existen en Israel en contra del militarismo, y no son solamente nuestras voces, no es solo New Profile. De hecho, muchas personas hablan sobre el militarismo. Pero nosotras y nosotros nunca hablamos sobre lo que la gente dice ni vemos cómo eso podría ajustarse a lo que hacemos y, en cierto modo, ante la mirada de algunos, la voz de los otros cobra menor importancia. Eso solo logra que se pierda la oportunidad de que el movimiento tenga mayor fuerza. Si observas a la comunidad etíope, verás cómo se habla de militarismo. Sin embargo, nunca formarán parte de un movimiento antimilitarista mayor. La razón es que cuando piensan en ti como alguien inferior y te dicen que ir a prisión es la única forma de ser objetor de conciencia y que el movi-miento objetor es algo más propio de los blancos de clase media, entonces tú nunca vas a juntarte con ellos. Hay mucha gente que jamás participará en lo que nosotras estamos haciendo.

Estamos perdiendo a mucha gente. Muchos nunca sabrán de nosotras. Tenemos la capacidad de hacer algo más, de intentar ver qué pasa afuera. Estamos perdiendo la oportunidad de incorporar a muchas personas y creo que esas personas nos ven simplemente como izquierdistas que lo único que hacemos es ir a prisión y dar la lata. Aunque muchos actúan por su cuenta, jamás seremos parte de lo que ellos hacen y ellos jamás serán parte de lo que hacemos nosotras. Ese es el problema.

P: ¿Crees que esto pueda cambiar?

Creo que cuando hablamos con los medios de comunicación, con aquellas personas que no están involucradas en el movimiento y con el pueblo israelí en general, deberíamos hacerlo sin recurrir a los mismos conceptos de siempre sobre ser héroes e ir a prisión. El cambio podría lograrse si nuestro enfoque sobre el militarismo fuera distinto, más basado en los distintos tipos de militarismo y formas de rechazo. Además, necesitamos comenzar a hablar sobre el servicio militar obligatorio en sí y no solo sobre su rechazo. Existen numerosos problemas relacionados con la conscripción, pero muchas personas creen que abogar por su fin en realidad no hace más que promover otro tipo de militarismo y nadie está hablando de eso. Yo creo que promover el fin de la conscripción en Israel es la jugada más inteligente que podemos hacer ahora ¡pero nadie está realmente de acuerdo! Hay muchas personas que no pueden enlistarse en el ejército ya sea porque deben trabajar para alimentar a su familia o porque simplemente no quieren. Si ya no existiera el servicio militar obligatorio y la decisión de no enlistarse ya no afectara tanto a nuestras vidas, eso sería un logro mucho mayor que el que cinco individuos vayan a prisión durante un mes o el tiempo que sea.

P: ¿Por qué la gente no está de acuerdo con ustedes en ese aspecto?

Bueno, existe un grupo muy pequeño dentro del movimiento de objeción que trata de promoverlo. Sin embargo, la gente lo ve como un enfoque capitalista. Una gran cantidad de objetores izquierdistas —la gente que nos rodea—, cree que estamos promoviendo un ejército que tendría más problemas de los que ya tiene. La mayor parte de lo que escuchamos es sobre el ejército de EE. UU., en el que mucha gente de raza negra debe participar porque no les queda otra opción. Eso también podría ocurrirle a Israel. Sin embargo, es mucho más complicado que eso y así es como están las cosas en la actualidad. Los que se enlistan en el ejército son aquellos que no tienen el privilegio de objetar.

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