¡En Egipto no hay solución militar!

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Declaración de la Internacional de Resistentes a la Guerra

La situación en Egipto ya no es noticia de primera plana internacional. Sin embargo, los conflictos persisten. La Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG) expresa su profunda preocupación y tristeza por la situación actual de Egipto, temerosos que la aceptación generalizada de la repetición de la consigna "el ejército y el pueblo son uno" conduzca a un mayor militarismo, violencia y, en última instancia, la represión y la injusticia. Nos unimos a muchos activistas de derechos humanos y por la paz de todo el mundo para condenar enérgicamente las recientes masacres de civiles desarmados. Este tipo de violencia estatal a menudo es una continuación de la militarización de la política, ya que las Fuerzas Armadas toman el control de las oficinas de gobierno, así como el intento de arrasar con la sociedad civil.

La IRG es una red internacional en más 40 países, comprometidos a resistir a todas las guerras y la lucha contra las causas de la guerra. Grupos de la IRG estaban emocionados de que, principalmente a través de la actividad no armada, Egipto sacudió el gobierno de Hosni Mubarak, y esperaban ver el fin de la corrupción y violaciones de derechos humanos que su régimen amparaba. Seguidamente fuimos críticos del gobierno de la Junta Militar, y actuamos en solidaridad con los atacados y encarcelados por el supuesto delito de "insultar a los militares”. Desde las elecciones de 2012 hemos visto el autoritarismo del gobierno de Morsi con alarma, sobre todo los intentos de intimidar a los activistas que, sentimos, encarnan el mejor espíritu de la revolución - los defensores de los derechos humanos, las organizaciones comunitarias, feministas, ecologistas y pacifistas. Nos preocupan también los numerosos informes de abusos sexuales contra las mujeres, cuyos cuerpos son usados como un campo de batalla. Apoyamos los esfuerzos de los grupos de la sociedad civil para promover la causa de la paz, la justicia social y la libertad de expresión para todos los egipcios. Nos impresionó ver a millones de egipcios en las calles en todo el país para pedir el fin de las antidemocráticas políticas fundamentalistas, un cambio hacia la transparencia, la participación democrática, la responsabilidad y el fin de la opresión. Este movimiento de masas ha tenido años de preparación, y demuestra que todavía tiene aspiraciones revolucionarias.

Y entonces, fuimos incrédulos de ver que esta movilización de masas llamó al ejército egipcio para asumir el control, con lo que los acontecimientos posteriores confirmaron nuestros peores temores. Las masacres de civiles desde que las fuerzas armadas asumieron el poder el 03 de julio sólo puede dañar las perspectivas de un proceso revolucionario democrático. La represión de la hermandad musulmana no ha funcionado en el pasado, y no hay razón para creer que así será ahora. Por el contrario, amenaza con marcar el comienzo de una mayor militarización y autoritarismo.

Una transición revolucionaria no sólo se opone, sino que también debe construir, en particular, alentamos una participación sólida y diversa, que tiene en su centro los derechos individuales y el compromiso colectivo para acabar con el militarismo, el autoritarismo, y una economía centrada en lo político-militar. Nos sentimos inspirados por las miles de personas que trabajaron para proteger a miembros de otras religiones, laicos y otras personas civiles en tiempos de intensa violencia. En particular, destacamos el trabajo de las feministas que enfrentan marginación de todos los lados, mientras que tratan de hacer valer los derechos de la mitad de la población. Enviamos nuestro apoyo a todos los activistas noviolentos y defensores de derechos humanos que trabajan sin descanso para poner fin a la intervención imperial y militar, y afirman que se escuchó la voz del pueblo egipcio, sin censura, a través de la intimidación, asesinatos e intentos políticos para dividir y conquistar. Nos mantenemos firmes en nuestra creencia que el poder popular noviolento fue, y sigue siendo, la mayor fuerza detrás del proceso revolucionario en curso.

La verdadera democracia implica aceptar y proteger la igualdad de derechos de participación de los grupos con los que no estamos de acuerdo. No se limita a las urnas, pero se encuentra en las calles y barrios. Se apoya en el poder de la cooperación voluntaria y el propósito común, y se enfoca en minimizar el papel de las fuerzas armadas.

¿Hay una manera de salir de la dictadura militar y político actual, que pretende cubrirse con una máscara de participación ciudadana? Nosotros creemos que sí. El pueblo egipcio ha experimentado y aprendido el despliegue de sus propias capacidades, exige un cambio revolucionario sin violencia. A través de una nueva coalición democrática, consciente de la problemática, tanto del fundamentalismo y el militarismo arraigado, que ha sido propuesto por las millones de personas movilizadas en los últimos dos años, y reforzada por la solidaridad internacional. Una mirada hacia una nueva alianza de Egipto, que reúne a todos los que quieren defender un proceso democrático, una política sin medios militares, una política que respete las diferencias (incluidas las diferencias de religión), una política contra el sectarismo (especialmente el sectarismo violento), en contra de la utilización de un lenguaje incendiario, y en contra de la utilización polarizante de las tensiones dolorosas que han dividido históricamente a las personas.

Internacional de Resistentes a la Guerra
13 de septiembre de 2013

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