Los días del futuro pasado – El plan Lucas y la construcción de la paz alternativa

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Climate jobs not bombs!
Climate jobs not bombs!

Con la aprobación parlamentaria de la renovación del sistema de armas nucleares británico Trident, los activistas británicos que luchan por el desarme nuclear y la paz están buscando un nuevo camino a seguir. La conferencia celebrada el año pasado en la ciudad de Birmingham en el Reino Unido podría significar el comienzo de ese nuevo camino. Siguiendo el inspirador modelo del plan Lucas, sus sesiones y talleres mostraron cómo personas comunes y corrientes pueden crear una alternativa ecológica y democráticamente radical al militarismo en todas sus formas.

Antecedentes

El año 1976 en el Reino Unido fue una época de lucha social masiva. El consenso político y económico de la posguerra se desmoronaba y surgían dos visiones amplias de la nueva izquierda y la nueva derecha. Esta época fue testigo del aumento de los movimientos masivos por la liberación de las mujeres, de las personas de raza negra y de aquellas pertenecientes a la comunidad LGBT junto a un poderoso movimiento de paz. Sin embargo, la principal confrontación entre las visiones rivales del Reino Unido fue la lucha de clases. Para garantizar un nivel máximo de ganancias, el capital llevó a cabo una “racionalización de libre mercado” de fusiones verticales de las empresas, cerró fábricas y fue el causante de pérdidas de empleo masivas.

En oposición a este proceso, surgió un poderoso movimiento sindical, que fue ganando fuerza motivado por el ideal de una economía democrática radical controlada por y al servicio de personas comunes y corrientes. Las tácticas de los movimientos incluían métodos de acción directa como huelgas, encierros voluntarios y sentadas organizadas por los sindicatos, junto con acciones políticas radicales llevadas a cabo por el Partido Laborista, un partido de izquierdas cada vez más influyente. Esta lucha de la clase obrera incluso llegó al punto de desafiar a la maquinaria de guerra en la fase de producción, desarrollada especialmente en numerosas fábricas de la compañía militar aeroespacial Lucas. A los trabajadores de Lucas se les dio la misma opción ficticia a la que se enfrentan hoy en día los obreros de la producción militar: producir más armas para lograr una mayor ganancia o bien afrontar despidos masivos. Los trabajadores, inspirados por los poderosos ideales e ideas de un movimiento más amplio, rechazaron ambas opciones de la forma más radical: crearon un plan alternativo que era anti-militarista en su totalidad.

El plan

En primer lugar, Lucas produciría productos pacíficos y socialmente útiles, en lugar de equipos militares o productos con fines de lucro. Su razonamiento era el siguiente: si ellos podían desarrollar una tecnología cada vez más sofisticada para dañar a las personas, ¿por qué no podrían usar esas habilidades para crear productos que mejoraran su calidad de vida? Sin embargo, la búsqueda de productos pacíficos y socialmente útiles también rechazaba la jerarquía militarista. Todos los trabajadores, junto a una comunidad más amplia, usaban métodos democráticos igualitarios para evaluar qué necesidades sociales podían satisfacer los trabajadores de Lucas a través de sus habilidades. Los resultados de estos nuevos procesos fueron productos muy innovadores que suplieron necesidades médicas inmediatas, necesidades ambientales a largo plazo, y muchas más. Con donaciones y con el apoyo del movimiento general como únicos recursos, los trabajadores consiguieron desarrollar prototipos de híbridos y motores de hidrógeno, aparatos renales portátiles, sistemas de calefacción de alto rendimiento energético, autobuses, ferrobuses y otras innovaciones.

Este antimilitarismo no se limitó al diseño de los productos: los directores irresponsables ya no estarían al mando porque, siguiendo las ideas centrales del movimiento, la dirección y la propiedad de todos los aspectos de la producción serían regidas por la democracia industrial de todos los trabajadores.

Estos valores antimilitaristas se extendieron incluso hasta la tecnología usada en la producción misma. Los trabajadores rechazaron los procesos tecnológicos que los descalificaban y los desempoderaban. En su lugar, elaboraron una nueva tecnología que les permitiría utilizar su creatividad en toda su extensión. Para ello, desarrollaron prototipos de dispositivos controlados y manipulados directamente por humanos, que trabajaban físicamente con los obreros cualificados creando productos de manera que mejoraran sus habilidades. Uno de ellos fue el prototipo de una máquina para realizar reparaciones complicadas en condiciones peligrosas que respondía a los movimientos físicos de los trabajadores.

Inicialmente, los trabajadores de Lucas intentaron ejecutar el plan mediante una huelga, pero rápidamente se dieron cuenta de que estas acciones aisladas dentro de las fábricas Lucas no serían suficientes para asegurar que su plan radical saliera adelante. Por ello, en el transcurso de la siguiente década, expandieron sus ideas para reformar un amplio movimiento de trabajadores, académicos, activistas y políticos de izquierda que pretendían hacer del plan Lucas una realidad en el Reino Unido y fuera de él.

Todos ellos ayudaron a sus compañeros sindicalistas a crear sus propios planes alternativos, hablaron en conferencias y talleres, escribieron propuestas, artículos, folletos y demás para difundir su mensaje a los sindicalistas activos por todo el Reino Unido y fuera de él. Estas actividades llevaron a muchos sindicalistas locales a desarrollar sus propios planes alternativos en el Reino Unido, Alemania y Escandinavia.

Sin embargo, los trabajadores de Lucas querían avanzar más allá del movimiento sindicalista para difundir sus ideas democráticas radicales. Con el apoyo de académicos, establecieron el CAITS, un centro de sistemas industriales y tecnológicos alternativos. Este buscaba desarrollar y difundir las ideas detrás del plan y crear una nueva cultura activista con una organización democrática propia. CAITS brindó los recursos educativos y los vínculos activistas que las comunidades necesitaban para crear sus planes alternativos. Otros activistas en la Europa continental aplicaron el modelo CAITS en formas todavía más radicales. Estas actividades educativas activas llevaron a una generación de activistas políticos y comunitarios a asumir las ideas del plan Lucas.

Además de los sindicatos, otros activistas habían estado involucrados en el plan Lucas desde sus inicios a mediados de los años setenta, pero siempre en menor medida que sus compañeros sindicalistas. Sin embargo, el escenario político a comienzos de los años ochenta cambió esto de forma evidente. El desempleo masivo y las leyes represivas dañaron seriamente la fuerza de los sindicatos, incluyendo a los que estaban activos en Lucas Aerospace. En este nuevo contexto, los jefes de Lucas descartaron ambas ideas del plan radical y a los trabajadores clave que estaban detrás de éstas. No obstante, el movimiento no murió tras esta derrota, ya que los trabajadores despedidos encontraron empleo rápidamente en el nuevo centro del movimiento: el gobierno metropolitano. En ciudades por todo el Reino Unido, muchos activistas comunitarios y políticos de izquierda se unieron para intentar reorientar sus ciudades a través de los ideales del plan Lucas.

Las ideas democráticas radicales de gobierno recibieron mayor aceptación en Londres. El Gran Consejo Londinense desarrolló todo un marco político basado en los ideales del plan Lucas para fortalecer a las comunidades, permitiendo a los trabajadores convertir sus compañías en cooperativas, involucrar a las comunidades en la toma de decisiones económicas a través de la planificación popular, establecer redes tecnológicas para desarrollar democráticamente productos socialmente útiles y mucho más. Este fue el plan Lucas a nivel del gobierno local, cuyo hilo conductor fueron los activistas comunitarios.

Aun así, estos audaces experimentos en los gobiernos municipales no pudieron escapar del contexto político en el que se encontraban, ya que el gobierno nacional de centroderecha se oponía a que sus principales ciudades estuvieran lideradas por gobiernos antimilitaristas. Así que, en contra de la oposición masiva popular, el gobierno del Reino Unido abolió los gobiernos municipales del país, y los reemplazó con unidades pequeñas de gobierno que fueron fuertemente controladas por el gobierno central. Esto acabó definitivamente con las esperanzas del movimiento de un mundo sin militarismo, debido a que ya no contaban con un marco institucional en el que pudieran construir su plan alternativo para un mundo pacífico.

Sin embargo, el resurgimiento actual de movimientos políticos radicales masivos dentro del Reino Unido y fuera de él indica que los ideales del plan Lucas pueden resurgir. Esto puede convertirse en el centro de una lucha en contra de las armas nucleares y de todas las formas de militarismo. Ya no vamos a limitarnos a oponernos, sino que vamos a crear nuevas alternativas pacificas a través de nuestros sindicatos y comunidades. Lo único que podemos perder es el sistema militar, y sin embargo podemos ganar un mundo lleno de paz.

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